Desde 2011, los consumidores estadounidenses han estado expuestos a ocho brotes de Salmonella vinculados a papaya fresca importada. Y, en junio, las autoridades sanitarias iniciaron una investigación sobre un brote de Salmonella Uganda relacionada con el consumo de papaya fresca entera importada de México. Si bien el brote de 2019 aún se encuentra bajo investigación, los primeros siete casos de infecciones representaron casi 500 personas enfermas, más de 100 hospitalizaciones y dos muertes.
La Administración de Drogas y Alimentos quiere que este patrón recurrente de enfermedades por Salmonella se detenga. El comisionado interino de la FDA, doctor Ned Sharpless y el comisionado adjunto, Frank Yiannas, anunciaron que emitieron una carta de advertencia al importador de papayas Agroson’s LLC, luego de una investigación de la FDA en la instalación relacionada al brote actual. Esta investigación descubrió violaciones significativas de la Ley Federal de Alimentos, Medicamentos y Cosméticos.
«Instamos a los productores, empacadores, transportistas y minoristas de la industria de la papaya a revisar sus operaciones y hacer todos los cambios necesarios para fortalecer las salvaguardas de salud pública», dijeron los líderes de la FDA.
En respuesta a este brote más reciente de Salmonella Uganda, la FDA desplegó un equipo de inspección en la empacadora y la granja vinculadas a las papayas contaminadas a través de rastreo y evidencia epidemiológica. Los resultados de esas visitas se harán públicos cuando se complete su investigación, dijo la agencia.
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La FDA también aumentó las pruebas y la revisión de papayas en la frontera. Además, la agencia está colaborando activamente con sus contrapartes en el gobierno mexicano con respecto a este brote actual a través de la Oficina de América Latina de la agencia para determinar formas de colaboración para promover los esfuerzos de prevención de nuevos brotes.
“Nuestra carta hace un llamado a la industria de la papaya para evaluar los factores que hacen que sus cultivos sean vulnerables a la contaminación. Si se identifica un patógeno transmitido por alimentos en el cultivo o en el entorno de crecimiento, se debe realizar un análisis de la raíz del problema para determinar la fuente probable de contaminación. Deben implementarse procedimientos y prácticas que minimicen esa contaminación”, enfatizaron Sharpless y Yiannas.
La FDA también está pidiendo a la industria de la papaya que examine el uso y monitoreo del agua utilizada para cultivar, rociar (pesticidas, fungicidas), mover, enjuagar o encerar cultivos para identificar y minimizar los riesgos de posibles peligros. “Todos los sectores de la industria deben adoptar las herramientas y prácticas necesarias para mejorar la trazabilidad, ya que las papayas son un producto perecedero, para facilitar más rápidamente el seguimiento del producto involucrado para acelerar su eliminación del comercio, evitar riesgos adicionales al consumidor y enfocar adecuadamente cualquier acción de retiro del producto».