El presidente y CEO de la National Grocers Association (NGA), Greg Ferrara, escribió una columna de opinión en la que expresa la posición de la asociación en contra del proyecto de aumentar el salario mínimo federal a $15 la hora.
En un diálogo con Abasto, Ferrara destacó que los tenderos hispanos sufrirían un serio impacto económico perjudicando no sólo al negocio sino a la comunidad a la que sirven y los invitó a unirse a la campaña para presionar a los miembros del Congreso a buscar otras opciones que beneficien a todos.
“Hay cerca de 30 estados que ya tienen salarios mínimos que están por encima del federal. Primero, esos estados están tomando en cuenta el costo de vida en sus áreas y segundo, nosotros no estamos opuestos a un incremento del salario mínimo federal, pero creemos que debería haber, como expongo en mi editorial de opinión, algunas consideraciones importantes que se deben tener en cuenta, incluida la posibilidad de que tengamos un salario para jóvenes en entrenamiento”, dijo Ferrara.
El CEO de la NGA le dijo a Abasto que no es realista pagarle un salario mínimo de $15 a un joven de 16 o 17 años que básicamente trabaja para pagar por su gasolina o la cuenta de su teléfono móvil y considera que ese salario más alto debe reservarse para los empleados de carrera a tiempo completo.
Ante la inminencia de que el proyecto de ley avance en el Congreso, la NGA está realizando una intensa labor de cabildeo en Washington para buscar alternativas diferentes a la Ley de Aumento del Salario. “Estamos teniendo conversaciones con un grupo bipartidista de miembros del Congreso, demócratas y republicanos que creen que esta legislación no es el camino correcto a seguir”.
Ferrara aseguró que “hay miembros moderados de ambos partidos que están dispuestos a sentarse, arremangarse las mangas e intentar trabajar en este tema y estamos en conversaciones con esos miembros del Congreso para trabajar en colaboración con ellos en una solución que podamos ver en el futuro”.
As]i mismo, la NGA considera fundamental que para establecer un salario mínimo federal se debe tener en cuenta las diferencias económicas regionales porque el costo de vida en ciertas comunidades varía dramáticamente comparado con otras regiones alrededor del país.
Sobre cómo los supermercados hispanos independientes pueden unirse a esta campaña y expresar su posición, Ferrara dijo que pueden hacerlo de dos maneras:
“Una, es que le damos la bienvenida a todas las tiendas de comestibles independientes hispanas para que sean parte de la familia de la NGA y cualquiera de ellos pueden comunicarse conmigo directamente, mi línea directa es el (202) 938-2570. La otra forma, es que pueden ir a grocerstakeaction.org y en ese sitio web tenemos una herramienta que en menos de un minuto pueden escribir una carta a su miembro del Congreso expresando su opinión sobre este tema importante”.
A continuación, lea el editorial de opinión de Greg Ferrara, “Sanear el salario mínimo federal de $15”:
Muchos de los que hemos encontrado carreras satisfactorias en la industria de la alimentación podemos dar fe de que éste fue uno de los primeros trabajos que tuvimos. Yo sé que puedo afirmarlo. Como tendero de quinta generación, el trabajo en la tienda de comestibles de mi familia me resultó desafiante y gratificante; me aportó muchas lecciones de vida que me han acompañado a lo largo de mi trayectoria profesional.
¿Pero ese trabajo de temporada con el que un adolescente cuenta para ayudar a pagar su teléfono móvil, libros e imprevistos seguirá existiendo? Es posible que el supermercado local ya no esté contratando.
Este es un escenario posible si el Congreso consigue adoptar un salario mínimo federal de $15, como los demócratas están trabajando para conseguirlo ahora mismo.
Este nuevo mínimo por hora propuesto en la Ley de Aumento del Salario, que se introduciría gradualmente a lo largo de cinco años, es sencillamente inviable para la mayoría de los pequeños negocios y podría arruinar a las tiendas de comestibles independientes de la comunidad, en particular las que se encuentran en muchos desiertos alimentarios rurales y urbanos, donde son la única fuente conveniente de alimentos frescos. Esa tienda de comestibles que ha sido la base de la comunidad podría cerrar, obligando a los ciudadanos a recorrer largas distancias para comprar carne fresca, productos agrícolas y otros alimentos básicos.
Conozco de primera mano el valor de los supermercados comunitarios independientes, que son el corazón de muchos barrios en el país. Crecí trabajando en la pequeña tienda de comestibles independiente de mi familia en Nueva Orleans, donde aprendí el valor del trabajo duro cuando era adolescente. Esa es una lección que podría perderse para las generaciones futuras con la Ley de Aumento del Salario, que eliminaría el salario de los jóvenes y obligaría a los empresarios a pagar a todos los trabajadores principiantes el nuevo mínimo, independientemente de su edad o experiencia.
El resultado sería la pérdida de miles de oportunidades de trabajo a tiempo parcial y estacional para adolescentes y estudiantes universitarios.
La pérdida de puestos de trabajo sería aún mayor, ya que las pequeñas empresas que no están preparadas para pagar un salario mínimo de $15 optan por acelerar la automatización de los puestos de trabajo en las cajas y en la trastienda. Muchas tiendas de comestibles también contratan a personas con discapacidad, pero un salario federal de $15 dificultaría que las tiendas de comestibles siguieran ofreciéndoles un empleo significativo.
Los supermercados comunitarios independientes ya trabajan con márgenes de beneficio muy ajustados, normalmente inferiores al 1%. Los grandes minoristas nacionales podrían tener la escala o las reservas de efectivo para absorber los nuevos gastos, pero los supermercados más pequeños se verían afectados, dejando agujeros en las comunidades que tal vez nunca se llenarían.
Ciertamente, podemos apoyar que se aumenten los salarios de nuestros asociados, que día a día demuestran tanta dedicación a sus tiendas y a sus comunidades, especialmente durante el año pasado, trabajando en primera línea durante la pandemia. Pero para los supermercados independientes, la Ley de Aumento del Salario tendría el efecto contrario, obligando a los pequeños minoristas a emplear a menos gente, a subir sus precios o a cerrar sus puertas.
Es hora de recordar a nuestros responsables políticos lo importantes que son los supermercados independientes para sus comunidades y la economía del país.
La NGA le dice al Congreso que cualquier aumento del salario mínimo federal debe tener en cuenta el tamaño de la empresa y las diferencias regionales en el coste de la vida, y que los supermercados deben ser capaces de pagar un salario de formación a los trabajadores más jóvenes y con menos experiencia.
Los minoristas de alimentación independientes valoran realmente a sus asociados, los «superhéroes de los supermercados» que trabajan muchas horas en primera línea para servir a sus amigos y vecinos en las comunidades donde trabajan. Pero un salario mínimo por hora arbitrariamente elevado que ignora las condiciones únicas del mercado no ayuda a nadie, ni a los supermercados independientes, ni a sus dedicados empleados, ni al país al que todos sirven noblemente.