Supermercados: compradores y el consumo responsable

Cada vez son más los clientes de supermercados que se colocan delante de los estantes de productos y ya no se fijan solamente en los precios. La procedencia, los criterios medioambientales de la empresa que los fabrica, el tipo de embalaje utilizado o los aditivos utilizados en la fabricación del producto serán también determinantes en su compra.

Este fenómeno se conoce como consumo ético o responsable.

Este tipo de consumo más ético no ha parado de crecer pese a las crisis socio económicas vividas.

Los factores éticos nunca son la primera decisión de compra, ya que por encima se sitúan cuestiones como la calidad o el precio del producto, pero sí pueden ser determinantes cuando se trata de artículos similares.

Se trata de un elemento diferenciador cuando la calidad, el precio y la disponibilidad son semejantes.

En los años de crisis económicas otro punto que ha ganado fuerza para decidir sobre lo que se compra, son las condiciones laborales que dan las compañías a sus empleados.

Así, algunas compañías han perdido clientes por haber efectuado despidos pese a obtener beneficios.

La importancia de comunicar bien

Al mismo tiempo de este cambio de hábitos en los consumidores, en las empresas se ha dado un incremento en las acciones relacionadas con la Responsabilidad Social Corporativa (RSC).

Sin embargo, puede ser que algunas compañías estén apostando por este ámbito sin que sus clientes lo sepan.

Por este motivo, es importante que la estrategia de RSC sea global y contemple una buena comunicación de las acciones que se llevan a cabo, con el fin de que la sociedad sepa qué es lo que se está haciendo.

Estrategias en los supermercados para aumentar las ventas

En un supermercado todo está perfectamente estudiado. Desde los lugares y la colocación de los productos hasta la música que acompaña a los clientes durante su compra.

Todo ello, forma parte de una estrategia de marketing para aumentar el volumen de ventas.

Colocación de productos

Generalmente los productos denominados de primera necesidad -leche, pan o papel higiénico- suelen estar ubicados al final del local.

De esta manera, se obliga al consumidor a recorrer todo el establecimiento y aumentan las probabilidades de que acabe comprando artículos no previstos en un principio.

Las ofertas especiales y las promociones también tienen una posición estratégica. De hecho, son una gran fuente de ingresos.

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Por eso, estos artículos se encuentran en las esquinas de los pasillos, áreas que gozan de una alta visibilidad.

Otro gran filón es la línea de caja. Allí los más pequeños tienen a su alcance dulces y chocolates.

Evidentemente, esta es una oportunidad para contribuir a llenar la cesta de la compra que no pueden desaprovechar.

Los sentidos y las compras

Los sentidos a menudo son elementos decisivos y estimularlos forma parte del trabajo de los supermercados.

El olfato, por ejemplo, está muy vinculado con la memoria. Por tanto, con el olor de un alimento el cliente recordará momentos en los que disfrutó degustando ese producto.

La música que se escucha también afecta la manera de comprar. Si la canción tiene un ritmo acelerado los clientes recorren los pasillos a mayor velocidad. Por esta razón, escogen melodías con una musicalidad más pausada.

El sabor y la vista son los sentidos más importantes a la hora de comprar.

Los supermercados lo saben y ayudan a alentarlos. Colocar los productos de mejor aspecto a la vista y ofrecer a los consumidores degustar alimentos, son algunas de sus tácticas.