5 pilares de la cultura organizacional en el retail hispano

Implantar y poner en marcha una cultura organizacional en nuestras tiendas (ya sea una o 50 las que gestionemos bajo una misma compañía) es de obligatorio cumplimiento para asegurar el futuro de las mismas.

Poner en marcha un programa de cultura organizacional no es algo tan sencillo para explicarlo en un artículo, pero sí puedo presentarles los cinco grandes pilares de la cultura organizacional para desarrollar a nivel del retail hispano:

  1. Las formas en las que nuestra organización opera en cada uno de nuestros negocios o puntos de venta.  
    Nuestra mentalidad operativa determinará el entorno en el que van a trabajar todos nuestros colaboradores, en gran parte también mostrará sus comportamientos.
    Todos los minoristas que han establecido una cultura organizacional de empatía, compasión, colaboración, inclusión y estándares éticos superiores han conseguido ser líderes con un buen ambiente de trabajo. Por consiguiente, han alcanzado cuotas altísimas de satisfacción de sus clientes y a su vez, grandes resultados en su negocio.
  2. Los valores fundamentales que nunca negociaremos ni reduciremos por presiones externas o internas.
    Todas las acciones que traslademos a cada uno de nuestros líderes deben ser transmitidas con total claridad al resto de colaboradores de nuestras tiendas.
    Los comportamientos son el determinante más poderoso del cambio real y para llevar a cabo el cambio en la empresa, los comportamientos dominantes deben ser alterados y ajustados para reflejar la visión general de nuestra compañía.
    Apliquemos la famosa frase “Sé el cambio que deseas ver”, a través del principio y del efecto goteo hacia abajo. Nuestros colaboradores y líderes comenzarán a emular los comportamientos que queremos implantar en nuestra nueva cultura organizacional y esto resultará en acciones favorables para la mayoría de las personas.
    Transparencia, autenticidad y sinceridad desde el equipo directivo principal serán los tres actores principales necesarios para ejecutar una transformación conductual tangible en todas nuestras tiendas.
  3. La forma en la que tratamos y manejamos nuestras relaciones con clientes, empleados, proveedores y líderes.
    Estamos en pleno siglo 21, las viejas formas de gestión del “jefe aterrador” con sus tácticas del miedo para obtener resultados están más que obsoletas y fuera de lugar.
    Tradicionalmente en nuestro retail se ha cuidado al cliente por encima de todas las cosas, aún a costa de cuidar el trato a nuestros colaboradores, y esto no es ni debe ser así.
    Damos por sentado que es el cliente quien asegura nuestra existencia, pero a su vez, también todos y cada uno de nuestros colaboradores son actores en igualdad de condiciones para afianzar nuestro futuro. No decantemos nunca más el favoritismo ni para un lado ni para el otro, ambas partes son igual de necesarias en la cultura organizacional.
  4. Permitir en nuestras unidades de negocios el comportamiento autónomo en la toma de decisiones, desarrollo de ideas innovadoras y la expresión personal.
    Dar cierta autonomía o libertad de movimientos a nuestros líderes en el retail hispano se ha considerado tradicionalmente una práctica no aconsejable debido a la estructura de rendición de cuentas en cada uno de los equipos de nuestras tiendas.
    Estas prácticas también ya quedaron en el pasado porque estaban cortando de raíz la capacidad de nuestros líderes y colaboradores de crecer profesionalmente desarrollando y aportando ideas.
  5. Conseguir que todos nuestros líderes y asociados estén comprometidos con el logro de los objetivos corporativos.
    Los minoristas que han conseguido construir una sólida base cultural ha sido gracias al desarrollo de la confianza, la empatía, la inclusión y el cuidado de sus asociados. Cuidado estos cimientos, recibiremos todo el apoyo de nuestros equipos de manera consistente en la consecución de objetivos corporativos.

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Una sólida cultura organizacional establecerá un ambiente de consistencia ética que se experimentará en cada una de las tiendas o unidades de su negocio.

Cada minorista desea que todos sus asociados estén 100% comprometidos con la consecución de los objetivos colectivos. Por lo tanto, estos objetivos deben alcanzarse con integridad, transparencia, honestidad y comportamiento ético.