Con la llegada del buen clima y porque a los hispanos jamás nos falta una excusa para celebrar empezando mayo con el día de las madres, hasta la ola de “Quinceañeras” y próximas graduaciones, hay un “invitado” más que se ha colado ya en la lista básica del súper y que pareciera estar tomando un lugar de honor: el mezcal.
Sí, ese “primo ahumado” del tequila que ya sea derecho, o en mezcalina (algo así como una margarita, pero de mezcal) lo encontramos ya en sofisticados menús de cocteles de toda la unión americana y con precios exorbitantes que llegan hasta $30 por una onza de Tobalá (uno de los agaves más populares).
Este destilado, con sus raíces profundas en la tradición y la artesanía mexicana, está reportando ya niveles de crecimiento impresionantes.
De acuerdo con Bloomberg, la categoría combinada de tequila y mezcal se ha convertido en el segmento de licor de mayor valor en Estados Unidos, alcanzando casi los $13,300 millones en ventas en 2023. Y sí, ¡el mezcal lidera este crecimiento!
El crecimiento del mezcal
Con un estimado de ventas de $432 millones en 2022, este elixir está convirtiéndose además en un ingrediente gastronómico, desde platillos picantes, arroces y comida de mar, hasta postres como trufas de chocolate y salsas de caramelo; y esto a pesar de que sus precios oscilan entre $40 y $100 por botella, haciéndolo un producto premium en el anaquel.
Por todo esto, en mi reciente viaje a México, no pude resistir viajar a Oaxaca, este bellísimo estado del sureste mexicano y expresamente, visitar un palanque, el nombre que reciben los pequeños negocios y comunidades que cultivan, procesan y envasan el mezcal artesanal.
Mi visita a “Lalocura” fue más que una experiencia sensorial; fue un viaje al pasado, donde conocí a los artesanos mezcaleros cuya pasión y dedicación dan vida a esta longeva tradición de casi dos siglos.
Desde el aroma ahumado de las agaves cocidas hasta el sabor fuerte y complejo del mezcal recién destilado, cada momento fue una lección de historia y cultura que me hizo pensar cómo nuestras tiendas hispanas en Estados Unidos podrían revivir este tipo de experiencias en el punto de venta.
Fructíferas conexiones
Productos como el mezcal, asumiendo que nuestro establecimiento cuenta con las licencias adecuadas, pueden convertirse en diferenciadores de la experiencia de compra que ofrecemos. No sólo por el impacto en la percepción de surtido en nuestros anaqueles, sino porque también podemos utilizarlo como un producto que transfiera ese sentido particular de orgullo por su lugar de origen.
Por ejemplo, educar a nuestros clientes en los tipos de agaves, los procesos de destilación e incluso en el embotellado de origen (el mezcal es producido en nueve estados México), es una forma de hacer que nuestras tiendas se distingan entre otras opciones competitivas.
Estos momentos de conexión no solo fortalecen los lazos con la comunidad, sino que también crean una conexión emocional duradera con nuestras tiendas y nuestros productos.
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Así es que, si aún no te has aventurado a probarlo, o si después de leer este artículo te despiertan las ganas de saborear uno, recuerda el dicho: para todo mal, mezcal; para todo bien, también; y si no hay remedio, ¡litro y medio!
“La Mezcaloteca” es el destino para experimentar con el mezcal si visitas Oaxaca. Una degustación de 3 mezcales cuesta aproximadamente $30.
“Lalocura”, nombre que en realidad es la conjunción de “Lalo” y “Cura” (Lalo es el diminutivo de Eduardo, su fundador; y Cura, en referencia a los “beneficios” saludables del mezcal), es un tributo al auténtico mezcal artesanal.
Isaac y su familia han sido cultivadores y amantes del mezcal. Fue fascinante ver como Isaac “prueba” formas de mejorar la calidad de los agaves y cómo hacerlos crecer sanos. Hay agaves que tardan hasta 20 años en madurar y estar listos para pasar al proceso de destilación.
A diferencia del Tequila, cuya denominación de origen es precisamente en Tequila, Jalisco, el Mezcal se origina en nueve estados de México.