La pandemia del coronavirus (COVID19) ha tenido muchas repercusiones en la forma que vemos al comercio y la forma en que comprábamos regularmente, además de haber sido la salvación para muchas marcas que tenían grandes inventarios estancados en las tiendas, ya sea por el clima o por el poco interés en ellos. Por otro lado, los supermercados, tiendas de conveniencia y pequeñas bodegas han tenido que andar a pasos agigantados para adaptarse al cambio digital para salir adelante en esta crisis.
Esta pandemia cuando fue anunciada fue el equivalente a las “nevadas” donde todo se termina en un fin de semana, y en efecto así fue como sucedió. En solo un fin de semana muchas marcas no solo agotaron sus inventarios en las tiendas sino con los de los distribuidores locales.
Esto nos despertó a una nueva realidad. Después del grito de pandemia quedó al descubierto la falta de fuertes lazos en las cadenas de suministros y semanas después de la euforia de las cpmpras de pánico nos encontramos con escasez y no por falta de producto, si no por falta de entes logísticos que ayuden en la cadena de abastecimiento.
Los supermercados tuvieron que hacer el cambio digital rápidamente para competir en el mundo online, desde reactivar el uso de redes sociales para decirle a su comunidad los horarios de operación, como el poder ofrecer servicios de e-commerce para poder vender por internet.
Esta nueva realidad que generó el cambio digital provocó de forma acelerada nuevos empleos, como por ejemplo, los de los famosos “shoppers” que ahora compran a nombre del cliente, ya sea para dejar la orden de comestibles lista para recoger, como para enviar al domicilio del comprador.
El cambio digital tiene la ventaja de ahorrar tiempo y de no exponerse en un área publica y que alguien más haga el trabajo por uno. Pero tiene la desventaja que la calidad de los productos que se escogen queda a criterio de quien está a cargo de completar su pedido.
Todo esto lleva a estandarizar procesos y simplemente comprar lo estándar a consecuencia de que sea lo más aproximado a lo que uno busca.
En estos momentos el espacio de anaquel dejó de ser físico y se convirtió en digital, ahora las marcas y SKU pelean en una pantalla de un celular de una persona en su casa haciendo la orden de productos de su familia para toda la semana esperando que alguien escoja bien los productos para ellos.
¿Cómo tras el cambio digital se pelea esta batalla a nivel de marcas?, es sencillo: creatividad, marketing y presencia de marca constante dentro y fuera de estas plataformas.
Las marcas en esta época tienen que pelear dentro de supermercados digitales por lo que el contenido que puedan ofrecer en redes sociales y en comunidades afines es vital.
Tienen que crear alianzas con “influencers” y líderes de opinión que les den autoridad en el tema que ellos expresan y hacer inversiones en productos ligados dentro de la plataforma digital que usa el consumidor dentro del supermercado al hacer su compra.
Por ejemplo: La gente al escoger carne para asar, les debería aparecer tortillas o algún tipo de sazonador como sugerencias de artículos acompañantes.
La conclusión es que la compra tradicional se transformó por el cambio digital. Estas semanas de aislamiento social generarán nuevos comportamientos de consumo y nuevas formas de ver el comercio, así como las marcas en la forma de mercadear sus productos o servicios. El mundo digital tiene la palabra.