El año pasado muchas personas se enfrentaron al aumento de precios en Estados Unidos, incluyendo el costo de los alimentos. Este 2023 el escenario no mejora, al menos en lo que respecta a los alimentos.
La industria advirtió que los precios continuarán en alza.
La inflación y los problemas en la cadena de suministro son los principales responsables. Pues, siguen afectando a los supermercados y otros minoristas.
A esto se suma el impacto de la subida del combustible y la mano de obra, reflejado en el costo de los artículos.
Por lo tanto, es probable que los compradores no consigan tantas promociones como en años anteriores.
Y sea necesario reducir la lista de comestibles para comprar solamente lo indispensable. O, tal vez, usar más cupones para ahorrarse unos cuantos centavos en el costo de los alimentos.
También se prevé que el suministro de aves (pollo, pavo) y huevos sea más limitado, como consecuencia de la influenza aviar.
Si esta tendencia continúa será un año desafiante para la mayoría de los estadounidenses, según la industria alimentaria.
El crecimiento podría ser lento
De acuerdo con el Departamento de Agricultura de EE.UU (USDA), la subida de precios esperada para este nuevo año oscila entre 3% y 4%.
No obstante, cree que el crecimiento será más lento que el de 2022, sin dejar de tener tasas por encima de las históricas.
El año pasado, todos los alimentos subieron casi un 10%. Comer en el hogar o fuera de él se volvió demasiado caro.
El menú en los restaurantes pasó a costar entre 11 y 12% más, según un estudio del Servicio de Investigación Económica de USDA.
Actualmente, una comida para dos a la carta puede valer $69,98 y en un sitio barato $16,30.
Tomar un café capuchino, aproximadamente $4,40 y una cerveza nacional $4.80. La importada de 33 cl cuesta $5,80, una botella de agua $1,59, y de refresco $2,18.
El precio de las carnes, frutas, verduras y bebidas en los supermercados también es alto. Para comprar un kilo de ternera se necesita al menos $15.
Los tomates cuestan $4,30 dólares por kilo; las patatas $2,59 y las manzanas $4.60, por mencionar algunos ejemplos.
Efectos de la guerra entre Rusia y Ucrania
Los ejecutivos de grandes empresas de alimentos y bebidas también suponen que la inflación no desaparecerá todavía.
Por el contrario, consideran que seguirá ocasionando contratiempos en la cadena de suministros, motivado a la guerra entre Rusia y Ucrania.
Estos países son los principales surtidores de cereales y maíz en el mundo. Debido al conflicto armado que mantienen podrían reducir tanto la producción como las exportaciones de estos productos.
Incluso, es probable que haya una crisis alimentaria mundial.
La falta de fertilizantes por la interrupción de las exportaciones es otra de las cosas que afecta a la producción.
Sin embargo, por ser EE.UU otro productor de maíz y trigo, es posible que no tenga tantos problemas de escasez de estos rubros como otras naciones.
Esto no significa que lo que ocurre actualmente en otras partes del mundo no afecte ese territorio. Los norteamericanos ya están viendo las consecuencias en su carrito de compras.
En particular, los pertenecientes a la población de clase media, una de las más afectadas por el incremento en el costo de los alimentos y otros rubros..
Abastecimiento preventivo
Tomando en cuenta estas expectativas, algunos economistas creen que vale la pena abastecerse de los productos favoritos.
Opinan que así es posible obtener un mejor retorno de la inversión. Sobre todo, dada la probabilidad de que los precios sigan subiendo.
O que se agrave la situación por el costo del combustible necesario para la agricultura y el transporte.
Este rubro también ha sufrido un aumento considerable, al igual que la electricidad, el gas y otros servicios públicos, así como la vivienda.
¿Las consecuencias? Hasta ahora, los consumidores gastan sus ahorros para poder cubrir los gastos prioritarios.
El problema está en que no saben cuánto tiempo más podrán seguir disponiendo de ese dinero o endeudándose para efectuar sus compras..
Aunque se espera que la subida de los precios no sea tan radical como la de 2022, existe demasiada incertidumbre.
Tanto en el mercado de comestibles, como laboral y en la economía en general. Por lo tanto, persiste la idea de buscar formas de abaratar costos.
Cómo rebajar las facturas
Otros especialistas en la materia, consideran que para reducirlos y afectar lo menos posible el estilo de vida, es necesario implementar diversas estrategias.
Estas son algunas de las más recomendadas:
- Comprar productos comestibles genéricos en lugar de marcas reconocidas.
- Preferir las tiendas de bajo costo, ya que los precios varían de un establecimiento a otro..
- Anotar en una lista cuáles son los artículos prioritarios para evitar hacer compras compulsivas.
- Aprovechar los cupones de descuentos para adquirir los alimentos más caros.
- Comprar al por mayor los productos no perecederos
- Utilizar los reembolsos de efectivo y recompensas que ofrecen algunas tarjetas de crédito de comestibles.
- Preparar las comidas por lote y almacenarlas en la nevera para ahorrar tiempo y dinero.
De igual forma, sugieren reducir la cantidad de desperdicios de comida.
Según el estudio del Departamento de Agricultura, un tercio de los alimentos que se producen en Estados Unidos terminan en el basurero, mucho antes de llegar a los establecimientos comerciales.
Una opción sería congelar aquellos que estén próximos a vencerse para que duren más tiempo.
Otra alternativa es seleccionar los productos frescos que cocinarán, para evitar botarlos. En especial si existe una amenaza de hambre en el mundo.
Aplicaciones de alimentos
En Estados Unidos hay muchas app disponibles que permiten a los comerciantes vender la comida a un costo reducido.
De ese modo, no tienen que tirar al vertedero de basura ningún sobrante. A través de ellas, la gente busca las ofertas en el costo de los alimentos y compra lo que más le conviene.
Algunas, conectan directamente a los consumidores con restaurantes y tiendas para que retiren los artículos que tienen descuentos.
Gracias a estas aplicaciones las personas ahorran dinero, evitan el derroche y contribuyen con la preservación del ambiente.