Cuando Ataulfo Morales se topó por primera vez con un mango especial de color amarillo dorado en sus frondosos huertos de Chiapas, no sabía que había encontrado oro – el oro mexicano – en forma de lo que hoy es una de las variedades de mango más populares de América.
Poco se imaginaba que este descubrimiento fortuito de los años 50 transformaría el paisaje agrícola de México y revolucionaría el mercado mundial del mango. El mango Ataulfo, con su rico tono dorado y sus extraordinarias cualidades, es hoy testimonio de la brillantez de esta “fiebre del oro” mexicana.
Habiendo trabajado íntimamente en la industria del mango de México, he visto de primera mano cómo este tesoro dorado no sólo ha cautivado los corazones de los consumidores, sino que también ha redefinido la esencia misma de lo que esperamos de los mangos, ofreciendo un ejemplo de éxito sin parangón, del huerto a la mesa.
El descubrimiento del tesoro dorado
Nacido en la región del Soconusco de Chiapas cerca de Tapachula, en la década de 1950 el mango Ataulfo debe su nombre al agricultor Ataulfo Morales, quien reconoció su potencial cuando descubrió un árbol en su propiedad, que aún se mantiene en pie.
Lo que distingue a este mango es su sabor intensamente tropical, dulce y acaramelado. Recuerda a la tradicional cajeta mexicana, combinado con sutiles notas especiadas que evocan las especias y los chiles de México, en particular la esencia afrutada de los habaneros.
Su baja acidez y su pulpa casi sin fibra realzaron aún más su atractivo, ganándose la adoración generalizada en su tierra natal y asegurando su éxito comercial en todo el mundo, especialmente entre los consumidores estadounidenses.
El rápido éxito del mango Ataulfo
El viaje del mango Ataulfo desde Chiapas hasta convertirse en la historia de éxito agrícola de México refleja la fiebre del oro de los tiempos modernos.
En las últimas décadas, los cultivadores de todo el país han reconocido el inmenso potencial de esta fruta dulce y sin fibra, impulsando una rápida expansión de su cultivo.
Los árboles de mango ataulfo, que antes se concentraban en Chiapas, prosperan ahora en las principales regiones productoras, como Oaxaca, Guerrero, Michoacán, Nayarit y Sinaloa.
Con el aumento de la demanda de mango Ataulfo, sobre todo en el mercado estadounidense, los cultivadores ampliaron los huertos existentes y plantaron otros nuevos en regiones emergentes, deseosos de satisfacer el creciente apetito de los consumidores.
Esta expansión ha reconfigurado el panorama de la producción de mango en México, convirtiendo al mango Ataulfo tanto en una potencia comercial como en un símbolo de la innovación agrícola del país.
Puro sabor de México
Lo que realmente distingue al Ataulfo es su experiencia gastronómica única. A diferencia de las variedades fibrosas de mango, los Ataulfos ofrecen una textura suave y cremosa y un perfil de sabor tan único que sólo puede describirse como puro México.
El intenso dulzor acaramelado y las notas especiadas se unen de una forma que captura la esencia de México. Su hueso más pequeño y su mayor proporción pulpa-semilla no hacen sino aumentar su atractivo, convirtiéndolo en el favorito de los consumidores que anhelan tanto el rico sabor como la nostalgia -real o imaginaria- de comer un mango verdaderamente tropical.
En EEUU, el mango Ataulfo ha pasado de ser un producto especial a convertirse en el favorito de la mayoría.
Aunque al principio la demanda estaba impulsada por los mercados urbanos de gente que viaja mucho, las zonas rurales lo han adoptado cada vez más, lo que refleja su creciente atractivo.
Su prolongada temporada, gracias a su resistencia climática, garantiza una presencia constante en el mercado durante los meses de verano, lo que contribuye a reforzar el reconocimiento de los consumidores y a impulsar el deseo de este mango dorado en particular.
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Variedad resistente a los cambios climáticos
El auge del mango Ataulfo es un testimonio de la rica cuna agrícola de México y, hoy en día, especialmente ante el cambio climático, de su fortaleza.
Como mango propio de México, ha demostrado ser más resistente en sus suelos nativos que la mayoría de las variedades comerciales desarrolladas en Florida.
La Dra. Noris Ledesma, experta en especies Mangifera, destaca la notable adaptabilidad del Ataulfo a los cambios climáticos.
“El Ataulfo ha demostrado una mayor resistencia al cambio climático en los últimos dos años en comparación con otras variedades como Tommy Atkins, Kent, Keitt y Haden”, explica. “Su flexibilidad le permite prosperar en regiones donde otras variedades han tenido dificultades”.
La Dr. Ledesma también destaca la importancia de la temperatura en los ciclos de floración y fructificación del Ataulfo, que son críticos para su éxito. “En las regiones subtropicales, las bajas temperaturas estimulan la floración del mango, lo que aumenta la producción”, señala. “El Ataulfo, con su naturaleza ultratropical, es más resistente durante estas fluctuaciones, lo que le permite seguir produciendo fruta de alta calidad incluso en condiciones más difíciles”.
Esta resistencia, junto con la experiencia gastronómica única y profundamente exquisita que ofrece el Ataulfo, subraya la fuerza de esta variedad dentro de la industria del mango de México. Es un tesoro dorado que refleja la capacidad natural de la nación para prosperar en medio de los desafíos globales.