De vez en cuando es saludable reafirmar nuestra herencia hispana. ¿Por qué? Porque en este mundo tan convulsionado, siempre corriendo como un hámster en una rueda, podemos olvidarnos de los valores humanos que nos anclan como cultura. El calor humano, el sentido de comunidad, la preocupación genuina unos por otros, el trabajo duro y el optimismo son características muy arraigadas en nuestro ADN.
Tomando estos valores como un fundamento, cuando agregamos el sabor de nuestras comidas, la emoción que sentimos al escuchar nuestra música y al ver nuestras coloridas expresiones de arte, podemos volver a apreciar nuestra herencia hispana. Y como sabemos, uno no tiene que ser latino de sangre para apreciar y disfrutar de esta cultura.
Recientemente tuve una experiencia que me ayudó no solo a revalorar mi herencia hispana sino también de ver en acción estos lindos valores arriba mencionados.
El Distrito de La Misión
Se trata de una visita que hice a California durante las vacaciones de verano. Dado que mi esposa es del “Bay Area” de San Francisco visitamos la zona con cierta frecuencia. Pero esta vez quise conocer más profundamente a La Misión.
La Calle 24 es el corazón del Distrito de La Misión y el centro de la expresión cultural latina en San Francisco, ya que el distrito ha sido el centro del activismo, las artes, el comercio y la cultura latina en San Francisco desde la década de 1940. Es representativo de importantes movimientos artísticos y sociales que reflejan la historia de los hispanos en San Francisco, el estado de California y el país en general.
La Calle 24 es una verdadera joya de cultura para cualquier persona, pero para los latinos es un lugar muy especial. En mi caso sirvió de recordatorio de la gran herencia hispana que tenemos.
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A la entrada de las oficinas del Distrito Cultural Latino pude sentir el calor humano que hay en esta área, al ver el inmenso y colorido mural que cubre toda la fachada del edificio.
Los murales de la zona además de ser muy agradables a la vista suelen transmitir un mensaje de consciencia social o destacar alguna injusticia. Es un ejemplo de nuestro sentido comunitario.
Katie Madrigal, la Coordinadora Educativa del Centro Cultural me recibió muy amablemente y me recomendó visitar a varios de los negocios de antaño, pilares de la comunidad. Me presentó a varios de los funcionarios del Centro, también super amables y de repente me ofrecieron unos “tacos de canasta”.
Me sentí muy bienvenido y a la vez recordé que, en nuestra cultura, el afecto se transmite casi siempre a través de la comida. ¡El calor humano en su apogeo!
Casa Lucas Market – Productos Latinos
Existen varias tiendas de autoservicio que han servido fielmente a la comunidad hispana por muchos años en esta zona de La Misión. Una de ellas es Casa Lucas Market cuyo dueño, don Febronio Félix, compró en 1980.
“El negocio tuvo dos dueños antes de que yo lo comprara, pero decidí no cambiar el nombre ya que estaba bien establecido”, contó don Febronio. “Lo que entiendo es que Casa Lucas fue el primero en traer yuca para la comunidad latina de esta zona”, recordó.
Casa Lucas es una tienda que se destaca por su alto nivel de servicio al cliente a pesar de cambios en el perfil del consumidor. Aunque predominan los consumidores latinos se ha notado incrementos de otras razas a medida que cambia el perfil demográfico de La Misión. Arturo Félix, el hijo del dueño, y el sobrino Daniel, están siempre atentos a las necesidades de los consumidores y se refleja en el surtido que ofrecen.
De nuevo me trataron con mucha amabilidad y pude apreciar otra característica de nuestra herencia hispana, el duro trabajo y los buenos resultados.
Panadería y pupusas
Tuve el gusto de conocer una de las panaderías más antiguas de la zona de La Misión, de nombre La Victoria. Aunque hubo un cambio de su ubicación original hace unos años, en total lleva más de 70 años sirviendo a la comunidad. Además de un surtido robusto de pan dulce y otras delicias, en el interior tiene un mural muy llamativo, digno de una visita.
Una visita a La Misión sería incompleta sin probar las ricas pupusas salvadoreñas. Para esta prueba tuve el gusto de encontrar el negocio d’maize cuya especialidad es, ¿adivina? ¡Unas pupusas con todas las de la ley!
Pero lo más impactante fue la dueña, la señora Zenaida Merlin, quien enfrentó los retos de la pandemia y muchas otras dificultades, sacó su negocio adelante, y además del restaurante también tiene un Food Truck. Su historia es otro fruto de nuestra herencia hispana, el optimismo que se traduce en el ¡sí se puede!
Aunque esta zona de la Calle 24 en el corazón de La Misión es sin lugar a duda un lugar histórico y encantador donde uno verdaderamente respira la cultura latina, lo más atractivo de esta visita fue conocer a las personas.
Su amabilidad, hospitalidad y espontaneidad para compartir fue muy refrescante y una experiencia inolvidable. ¡Así que este año haga algo para reafirmar su herencia hispana y verá que se va a sentir muy bien!