En la década de los ochenta una nueva forma de comercializar se extendió por los canales de venta directa. La modalidad consistía en vender productos etiquetados con el nombre del supermercado (marcas propias), actividad que
buscó aliviar, de alguna manera, la recesión económica por la cual atravesaba el mundo en ese momento, ofreciendo al consumidor los productos de primera necesidad a bajos precios.
Superada la crisis, los canales de distribución se dieron cuenta que el negocio no solo estaba en distribuir y vender productos con las marcas de los fabricantes tradicionales, sino también en fabricar, con sus recursos propios, productos para marcarlos con el nombre del establecimiento, de modo que se dieron a la tarea de continuar con la modalidad.
Actualmente las cadenas de autoservicios obtienen entre un 15% y un 20% por la venta de las marcas tradicionales de los grandes fabricantes. Los márgenes que obtienen por la venta de sus marcas propias es relativamente significativo, fluctúan entre un 25% y 40%.
Historia de las Marcas Propias
La modalidad de comercialización de productos a precios bajos apareció hace 147 años en Inglaterra, en un supermercado de la familia real británica. Esta modalidad tomaría su real dimensión 106 años después, cuando la cadena francesa Carrefour lanzó 47 «productos libres», a los cuales les colocó su logotipo para diferenciarlos de las habituales marcas del fabricante.
La estrategia buscaba la simpatía de los compradores, vendiendo productos de buena calidad a bajos precios, modalidad a la que llamó «producto libre». Para fortalecer la estrategia, Carrefour creó un lema: “Igual de buenas que las grandes marcas y más baratas, porque no hay gastos de publicidad”.
La práctica se extendió por todas partes a tal punto que hoy en día la mayoría de los supermercados de Europa y América tienen sus marcas propias, desplazando de sus góndolas, en buena medida, las marcas de fábrica.
¿Cuál es la finalidad de las marcas propias?
Las marcas propias conocidas también como marcas de distribuidor, marcas de minoristas o marcas blancas, llevan el nombre del supermercado y han sido elaboradas por un fabricante independiente conocido como maquilador.
Su principal ventaja reside en el precio final de venta, sensiblemente más bajo que el de otros productos similares con marca. Con esta modalidad los dueños de los negocios buscan tres objetivos:
1.) Control del mercado
2.) Incremento en sus ventas y
3.) Fidelización del cliente.
Ventajas del supermercado con sus propias marcas
Dentro de su establecimiento el distribuidor tiene la potestad de favorecer sus propias marcas y darse ciertas licencias como:
1.) Puede limitar la competencia para sus marcas.
2.) Decide qué marcas competitivas va a tener en el inventario.
3.) Determina las marcas que se deben destacar.
4.) Delimita los precios de venta de todas las marcas dentro de
su almacén.
5.) Da un precio especial para favorecer su propia marca.
6.) Establece el espacio que van a tener las demás marcas
competitivas en su tienda.
Pero sin lugar a dudas, la ventaja más relevante para el propietario del supermercado está en que no invierte recursos para investigación o desarrollo de productos, ni tampoco en publicidad externa para promocionarlos. La publicidad que hace para su tienda cobija, en buena medida, sus marcas.